1. Uno puede programar un virus informático alienígena con un Mac.
    Es increíble lo que se puede hacer con un ordenador en una película. Además de entrar en sistemas altamente protegidos en pocos minutos, pueden servir para diseñar un virus que sea compatible con una civilización alienígena miles de años más avanzada tecnológicamente. No sólo eso, sino que además pueden también tener el interfaz perfecto para que se envíe ese virus vía el archiconocido protocolo ATCP/IP (Alien TCP/IP), con una pantallita que te dice cuánto tiempo más va a tardar en subirse el virus al ordenador maligno.
    Ah, y eso en un Mac. Con Linux seguramente seríamos capaces de conquistar el universo.
  2. Las imágenes se pueden ampliar tanto como se quiera sin perder definición.
    “Acércame esa matrícula. Sí, no importa que esta cámara de vigilancia tenga una definición de 640x480 y que la matrícula ocupe únicamente un píxel”. Todas las teorías de la información se van al traste en las películas. La información surge de la nada, y mediante complicadísimos algoritmos que tienen la policía y los villanos de turno, podemos conseguir que un punto gris se transforme en una imagen de 10 Megapíxels.
    Yo he estado intentado encontrar cámaras de vigilancia así y me dicen que no existen, pero creo que se trata de una conspiración a nivel mundial…
  3. La información se muestra en pantalla de manera lenta y haciendo ruido.
    Es curioso cómo avanzan los ordenadores en el cine, con capacidades de vídeo holográfico, imágenes de altísima resolución, y vas y les pides un listado, y ya se ralentizan… ¡y ni siquiera llevan Windows Vista! Además, los listados siempre, siempre, van acompañados de un sonido tipo impresora matricial que te indica que se está mostrando información en pantalla, no vaya a ser que te despistes durante los 30 segundos que tarda en mostrarte 10 líneas de información.
    Información que siempre se muestra “a lo grande”, con Arial 60 o algo así.
  4. Uno puede acceder a cualquier ordenador del mundo.
    Los archivos policiales. El Pentágono. Las cámaras de vigilancia de Los Ángeles. Esto del teletrabajo es la ruina en temas de seguridad. Porque claro, debe de ser porque la mayoría de empleados de alto nivel trabajan desde casa el motivo por el cual dejan los ordenadores que contienen la información más valiosa conectados a Internet.
    Podrían dejarlos sin conexión a la Red, pero entonces, ¿cómo iba a acceder a los planes ultrasecretos del misil X-1 el general de turno? ¿Que vaya personalmente al Pentágono? ¡Blasfemia!
  5. La velocidad de transferencia de datos es proporcional al suspense de la escena.
    “Toma, los esquemas del submarino ultrasilencioso, te acabo de copiar unos cuantos Gigas de información en pocos segundos, ya que la escena no da para más”. Claro que intenta descargar esos mismos archivos de manera sigilosa mientras se celebra una recepción oficial en el piso de abajo.
    De repente el ordenador (que no, no lleva Windows Vista) decide iniciar un escaneo global del sistema, mientras a la vez se descarga todas las actualizaciones de seguridad, y todos los spyware que se le han metido se ponen en marcha, ralentizando la descarga del material secreto hasta límites insospechados.
  6. Toda barrera de seguridad tiene una forma secreta de saltársela.
    ¿Meses para crackear una contraseña? ¿Para qué? Todo el mundo sabe que cuando un programador de sistemas de seguridad crea una barrera infranqueable, siempre deja una puerta trasera para poder entrar si… bueno… si… ¿se olvidara la contraseña el propietario?
    Claro está que esto hace que el sistema sea una porquería, pero es que en Hollywood la mayoría de programadores de sistemas de seguridad son bastante malillos, los pobres.
  7. Destruir una pantalla hace que el ordenador deje de funcionar.
    “¿Que no quieres entregarme la información? ¡Bang bang! descerrajo dos tiros a la pantalla y asunto resuelto”. Claro, lo lógico sería disparar a la torre, pero el ver la pantalla intacta con un mensaje de “no input detected, monitor going to sleep”, no queda demasiado cinematográfico.
    O eso o es que el guionista trabaja con un iMac y se piensa que todos los ordenadores tienen la CPU en el mismo sitio de la pantalla, que también podría ser.
  8. Las pantallas emiten tanta luz que dejan impresas las letras en la cara del usuario.
    Especialmente cuando tienen un listado de información vital, los ordenadores tienen pantallas con emisores láser que proyectan a la perfección los caracteres a las caras de los protagonistas. De esa manera, uno no sabe si el personaje sufre por el suspense de la escena o porque le están abrasando las retinas a base de luz concentrada.
  9. En las películas, todos los ordenadores son compatibles.
    Si un personaje encuentra un diskette, lo puede meter en cualquier ordenador, que no sólo se lo reconocerá, sino que además le iniciará automáticamente el programa necesario para acceder a los datos, que mágicamente tendrá instalado. Esto si es un “autorun” y no lo que nos venden.
  10. Un informático nunca, NUNCA, usa un ratón.
    ¡Vade retro, roedor! Un programador que se precie nunca usará un ratón, aunque estemos ya en el Siglo XXI e incluso el más reaccionario de los programadores de Unix ya utilice un shell con entorno gráfico avanzado.
    Eso sí, aporreará el teclado con pasión y evitando siempre que pueda la barra espaciadora, que al igual que el ratón, sólo la utilizamos los “amateurs”.

(Visto en Terra)