En febrero de 2005, un equipo de la Universidad de Glamorgan (Reino Unido) analizó ordenadores de segunda mano comprados en mercadillos o por Internet y encontró en ellos información confidencial de empresas, universidades y particulares. Por ejemplo, se podían encontrar números de la seguridad social, información biográfica sobre menores o incluso detalles de páginas porno visitadas por universitarios (y no universitarios…).

Unos agentes de la Guardia Civil usaron entre 2001 y 2005 un ordenador que requisaron a un contrabandista. Cuando se lo devolvieron, intentó recuperar sus antiguos documentos con un software, pero lo que encontró fue información confidencial sobre investigaciones de varios delitos.

Ya sabes, antes de vender (o prestar) tu ordenador viejo, destruye el disco duro (o SSD) o quédate con él 😉